Es una técnica de cultivo sustentable y regenerativa del suelo.

Lo primero y principal es centrarse en el suelo, recreando un ecosistema sano lleno de nutrientes, tanto a nivel micro, como macro.

Hay que tener en cuenta que según donde decidamos cultivar, tendremos que transitar diferentes caminos: macetas, camas o al suelo directo.

Como regla general, evitar comprar sustratos con exceso de humedad y cerrados en bolsas plásticas sin respiración, ya que eso produce anaerobiosis y son productos de baja calidad y no proveerán de la nutrición y la microbiología correcta a tu cultivo.

Te recomendamos que elijas la calidad de los componentes y mezcles tu propio sustrato, evitando sustratos con alto contenido de turbas, ya que son un recurso vital en la lucha contra el cambio climático, secuestrando el doble de carbono que los bosques nativos. Además de ser un recurso no renovable, su extracción destruye ecosistemas y es irreparable.

Hay todo tipo de recetas de armado de sustratos para macetas, con diferentes ingredientes y variedades de enmiendas. Si bien no hay una fórmula para el éxito, debido a que la materia orgánica que forman parte de las mezclas (humus y compost) dependen de la calidad de materiales que se utilizaron para compostar, si provenían de un cultivo orgánico o no, si se utilizaron estiércol de animales que recibieron dosis regulares de antibióticos o con estiércol de animales de libre pastoreo, si la descomposición fue aeróbica o anaeróbica, si se tomaron lecturas de temperatura en el proceso de descomposición (compost termofílico), si se realizaron cálculos de relación carbono-nitrógeno (C/N), en fin, los factores que determinan si un compost o un humus son de buena calidad o no lo son.

Es importante que la mezcla estacione y “se cocine” gracias a la acción de los microorganismos que descomponen las enmiendas y las transforman en nutrientes desbloqueados para la fácil asimilación de las plantas. Este proceso dura de 15 a 30 días previos al cultivo. Para acelerar este proceso te recomendamos utilizar Tree Mix Zym, una solución eficaz y accesible en el proceso de descomposición natural de materia orgánica. Además permite reutilizar el sustrato, ayuda a prevenir enfermedades y genera azúcares que estimulan a los microorganismos.

Receta

Para preparar el suelo vamos a necesitar:

• Compost termofilico (15% del total de la mezcla)

Se obtiene de la descomposición aeróbica de materiales provenientes de cultivos orgánicos (rastrojos, podas, hojas secas, aserrín, henos, paja, estiércol y pasturas) controlando temperatura, humedad y relación C/N durante el procedimiento para deshacernos de patógenos y larvas. Para ello podes utilizar 𝐊𝐈𝐋𝐋 𝐁𝐓𝐈: 𝘉𝘢𝘤𝘪𝘭𝘭𝘶𝘴 𝘵𝘩𝘶𝘳𝘪𝘯𝘨𝘪𝘦𝘯𝘴𝘪𝘴, 𝘷𝘢𝘳. 𝘪𝘴𝘳𝘢𝘦𝘭𝘦𝘯𝘴𝘪𝘴⁣⁣. Es un bioinsecticida, que actúa por ingesta en etapas tempranas.⁣

Este abono orgánico aportará nutrientes de lenta liberación y un consorcio interesantísimo de microorganismos provenientes de la propia microbiota de los materiales orgánicos.

• Humus orgánico (20% del total de la mezcla)

Se logra humificando el compost termofílico con lombrices californianas en su mayoría o deriva del reciclado de restos de vegetales, frutas, pasturas orgánicas ofrecidas a las lombrices para su proceso. Este último demora más meses, podes acelerar el proceso aplicando Tree Mix ZYM. Además, elimina el exceso de salinidad que es algo con lo que no vas a querer tratar en tu cultivo.

• Vermiculita o Perlita (30% del total de la mezcla)

Cuando trabajamos con macetas es importante incorporar estos materiales derivados de minerales naturales que van a proporcionar aireación a la mezcla, evitando la compactación. Podemos mezclar en partes iguales estos materiales. Si vas a considerar el armado de camas o macetones no-till (no labrado) evita su uso, ya que la misma con el correr de los cultivos se irá acumulando en la superficie, perdiendo su función. Si incorporas estos materiales en exceso corres el riesgo de que los riegos sean ineficaces y se termine lixiviando rápidamente el agua.

• Fibra de coco y turba (30% del total de la mezcla)

Es un ingrediente que genera discrepancias entre los cultivadores a la hora de elegir. Si bien tienen ventajas y desventajas, incorporar ambos en la mezcla para maceta será beneficioso para el cultivo. 

Si lo miramos desde el punto de vista ecológico queda clarísimo que la depredación de las turberas para su extracción provoca daños en el ecosistema, ya que estas turberas demoran cientos de años en regenerarse y son actores principales para combatir el cambio climático. Por otro lado, la fibra de coco es un recurso renovable que genera un mínimo impacto en el ecosistema.

Si lo miramos del punto de vista de beneficio para el cultivo, la fibra de coco tiene mejor relación C/N y capacidad de intercambio catiónico que la turba, además de acidificar el medio por su liberación de iones de hidrógeno (esto en macetas no perjudica, pero si dificulta el cultivo en camas no-till).

Por otra parte, la fibra de coco no es hidrofóbica, lo que hace más sencillo su hidratación, genera un entorno ideal para el hábitat de microorganismos y su descomposición es más lenta por su gran contenido de lignina (opciones ideales para las camas no-till).

• Enmiendas (2,5% del total de la mezcla)

Hay que tener en cuenta que las enmiendas orgánicas liberan nutrientes de manera rápida y lenta, por lo que es preferible incorporarlos de diferentes fuentes. En los últimos tiempos, por cuestiones ideológica, muchos cultivadores prefieren alejarse de las enmiendas derivadas de animales como las harinas de hueso, pescado, plumas y sangre así mismo con los guanos de murciélago o aves que contienen grandes cantidades de parásitos y coliformes como E.coli, que son peligrosos para la salud. Si bien son excelentes enmiendas orgánicas, existen otras opciones 100% orgánicas que son aptas para veganos igual de efectivas como la línea orgánica de Tree Mix, compuesta por bioestimulantes y productos de control biológico.

• Inóculos / micelios (2,5% del total de la mezcla)

Comprenden la biomasa del suelo y generan la circulación, reciclaje y habilitación de nutrientes a las plantas. Estos microorganismos ya se encuentran en su mayoría en el compost y humus orgánico que empleamos en la mezcla, de todas maneras, podemos agregar fermentos bokashi veganos, que no contienen estiércoles pero sí contienen la microbiota benéfica local. Podemos incorporar microorganismos de monte nativo en estado sólido, micelios y microorganismos en estado líquido como las trichodermas (Tree Mix PRO), bacillus subtilis (BioEnergy), hongos micorrízicos (Tree Mix MICO), etc.

Impactos negativos en un Living Soil

Los factores que afectan negativamente en un ecosistema de suelo sano son los fertilizantes, pesticidas, insecticidas y fungicidas químicos. Utilizar productos de síntesis química interrumpe las asociaciones simbióticas entre microorganismos y plantas.

No habrá lombrices que se irriten al entrar en contacto con los nitratos químicos y su ausencia significa una gran pérdida de beneficios para el suelo.

A todos estos problemas se le sumará el deterioro de la estructura del suelo y la proliferación de patógenos y plagas, que deberán ser controlados con químicos más fuertes. Si los químicos no terminan con la totalidad de la red trófica del suelo, si lo hará el arado o el till, que romperá hifas de hongos, micro y macro artrópodos.

¿Por qué debemos mantener la humedad constante en nuestro cultivo Living Soil?

Para lograr un correcto desarrollo de las plantas necesitamos una buena estructura de suelo, buena retención de agua, nutrientes, mayor fertilidad y crecimiento de raíces. Para lograr esto utilizaremos la materia orgánica, combinándola con el uso de cover crops, rastrojos, compost y mulching.

La materia orgánica se transformará en humus al descomponerse gracias a la acción de los microorganismos, que luego formarán un pegamento (polisacáridos) y unirán las partículas sueltas de minerales, arcilla y humus, generando así los famosos agregados de suelo. Estos agregados mejoran la estructura del suelo y potencian la red trófica.